Necesitaba volver a casa y no tenía medio de transporte, hasta que un desconocido decidió ofrecerle su coche y acompañarla a su piso. La rubia estaba muy agradecida por su ayuda, tanto que después de sonreírle, empezó a meterle mano y a pajeársela mientras él conducía. Por supuesto, él no esperaba esa reacción y tuvo que parar un momento, para no tener un accidente. Una vez en un sitio tranquilo, la jovencita se la chupó y acabó montando sobre su polla dura como una fiera hasta recibir su corrida encima.