Pronto iba a llegar a casa un chico negro que conocí por las redes. Cuando empezamos a hablar por el móvil, le pedí que me mandase una foto de su polla y no pude creerme lo que estaba viendo. Necesitaba comprobar en mis carnes que «calzaba» así de bien, por lo que me preparé a conciencia para lo que se me venía encima. Le recibí en lencería negra y nada más ver su pollón, supe que era verdad y le pedí que no tuviese piedad a la hora de follarme duro.