La verdad es que al principio no me hizo nada de gracia que mi padre metiera a otra mujer en casa, pero a medida que la fui conociendo cada vez me fue gustando más y más. Pero cuando de verdad me convenció, fue cuando nos quedamos ella y yo solo en casa y la muy zorra se me puso de rodillas y tras comerme la polla me llevó al dormitorio donde la pude follar a cuatro patas.