La tensión podía palparse durante la partida de poker, en la que este mulato llegó incluso a apostarse su Ferrari. No le salió bien la jugada y acabó perdiendo, quedándose sin blanca y sin cochazo. Intentó llegar a un acuerdo con la chica, ofreciéndole a cambio su polla allí mismo. Le dijo el número de su habitación y al final, quedaron para darle al sexo durante toda la noche, empleándose a fondo para darle placer y convencerla para que le devolviese su preciado Ferrari.