Los años no han mermado las ganas de sexo de esta abuela salida, que tiene un pequeño acuerdo con uno de sus vecinos. El vecino es un jovencito que no parece tener mucho éxito con las chicas de su edad, así que los dos han decidido quedar de vez en cuando para darse placer mutuo. Aunque la abuela no es su tipo, al menos le deja meterle la polla y desahogarse sexualmente, mientras ella puede disfrutar a lo grande de una polla joven y enérgica que consigue hacerle recordar lo mucho que se disfruta follando.